Luis Armando Roche “El amor trasciende lo físico” por Lorena Pino

Luis Armando Roche

(Noviembre 1938-Octubre 2021)

“El amor trasciende lo físico”

Recibo a través de las redes sociales la triste noticia de la partida del cineasta venezolano Luis Armando Roche, con quien tuve el placer de compartir de cerca por años y trabajar en el lanzamiento de sus largometrajes Yotama se va volando (2003) y De repente la película (2011). Tengo mucho que agradecer a Luis Armando y su adorada esposa y productora Marie Françoise “Fafá”. En aquellos años, quizá sin saberlo, ellos se convirtieron en mentores, grandes amigos e hicieron de mi tránsito como migrante una experiencia particularmente especial.

Leyendo nuestras comunicaciones electrónicas encontré esta entrevista que le hice a Luis Armando en Caracas, el 14 de mayo de 2003 a propósito del estreno de Yotama se va volando, encontré además una de tantas fotos que intercambiamos para usar durante las promociones de sus películas.

Fotografía tomada por Oscar Lucién 2012 en la residencia de Roche

Apasionado por la ópera y la música tradicional venezolana, por el teatro y el cine, por Francia y Venezuela, Luis Armando Roche cineasta, ha logrado una fusión entre las melodías de Bach y el ritmo del arpa, entre la dramaturgia de las tablas y la del celuloide, con los contrastes y analogías de una visión cosmopolita, pero a la vez de esencia local.

Con amplia formación en el área audiovisual y el respaldo de una trayectoria con más de doce documentales, Luis Armando Roche cuenta con cuatro largometrajes de ficción: El Cine soy yo (1977), su ópera prima, El Secreto (1988), Aire Libre (1996) y su más reciente producción Yotama se va volando (2003). Precisamente, sobre esta película, tuvimos la oportunidad de conversar con este realizador, quien además reflexionó sobre el futuro del cine en Venezuela y las oportunidades que llegan de la mano de las nuevas tecnologías.

¿Cómo se ha enfrentado al reto de rodar un filme en medio de las limitaciones financieras actuales?

El cine como medio de fijación es muy costoso. Precisamente, Yotama se va volando se realizó en video, en Mini Dv-Pal, que ofrece muy buena calidad, posteriormente se pasó en su totalidad al formato cine. Al trabajar en video, se ahorran costos del material original, de revelado, de las copias de trabajo, etc., pero no sólo se trata de un aspecto económico, pienso que uno puede prepararse con los actores de tal forma que ellos no se sientan amarrados a un determinado corte de las tomas. Otro aspecto es la libertad, que va ligado a la economía. En este caso, surgió una dinámica muy interesante a la hora de filmar, los actores estaban totalmente claros de sus personajes, no tenían que usar el cerebro, sino más bien el corazón, que es muy importante en cine.

Uno tiene que estar abierto a la improvisación, a lo que se presenta en el momento y eso con video es muy fácil de hacer. La economía está relacionada con la libertad, mientras más costosa sea la película menos libertad hay. Cuando se hacen co-producciones, con grandes capitales, entran cantidad de personas foráneas y generalmente se vuelve todo una mezcla espantosa y se ven una serie de hilos que son ficticios que no ayudan a la dramaturgia de la película. Al poder hacer un cine con pocos medios, pero creativos, en ese momento hay libertad. En nuestro medio, uno de los valores más grandes es la libertad de hacer lo que nos da la gana, eso no se puede hacer en Francia, ni en Hollywood, porque hay unas presiones increíbles.

Por otra parte, en video uno puede ver de inmediato lo que ha filmado, puedes ver el tipo de iluminación, puedes ver la escena, en este caso con dos cámaras veía lo que hacía una o la otra. No tenía que esperar un día por el revelado. Además, las cámaras son más pequeñas, son muy sensibles a la luz, puedes trabajar más rápidamente, son livianas. Mucha gente está en contra de esto, dicen que la imagen no es igual a la de cine, pero eso es falso, la imagen de video, es matemática, al analizar lo que significa el celuloide de una película matemáticamente, tu puedes reproducir exactamente lo mismo en video.

¿Notó la diferencia al ver los materiales primero en video y luego en cine?

Si, pasé muchos sustos. El material bruto es muy duro, los negros son como grises,  después que lo que lo pasas a cine en el laboratorio, vemos que tiene grano, atmósferas, contrastes que te convierten el video en algo totalmente distinto.

Es importante lo que logró el colorista, Philippe Capel del laboratorio GTC de París, junto a Ramón Suárez, el gran director de fotografía cubano. Además, el video ofrece una forma de manipular la imagen impresionante. Sin embargo, Hay ciertos parámetros que hay que establecer al igual que en cine.

¿Qué significa para un cineasta trabajar con este formato?

Fue una experiencia increíble, yo fui tímido con la película, pude hacer más, pero me di cuenta que el resultado es extraordinario. Me sorprendió al principio que yo pudiera trabajar en video y que otras personas más jóvenes no se atrevieran, hacer cine es un riesgo y quizá por eso lo hice, uno ya ha corrido muchos riesgos en la vida, lástima que no me atreví a más, en la próxima película voy a tener muchísima más libertad.

¿Conoce de otras experiencias similares en Venezuela?

Sí, Elia Schneider con Punto y raya fue la primera en realizar en el país un largometraje en video.Fuera de Venezuela, sé que las últimas películas de Ripstein y Subiela fueron en video, además tan sólo en el laboratorio GTC en Francia están haciendo 65 películas al año en este formato. Vale destacar el caso de Suiza, Canadá y Estados Unidos en este sentido.

¿Qué extrañó del cine?

Lo único negativo, es la falta de negativo, el olor de la película y el sabor cuando se maneja con la mano en la moviola, pero el resultado compensa esas memorias. Una de las cosas más hermosas del cine es ir a una sala oscura y no ser interrumpido, esa magia no se debe perder.

¿Qué significa estrenar una película venezolana en un momento como el actual?

Hemos llegado a un desinterés total por nosotros mismos, que no nos interesa ver nuestra memoria. Somos una mente colonizada, a todos los demás les encanta ver su cine, pero aquí el espectador no exige verse retratado y si a uno no lo apoya el público ni los distribuidores… Hay buenas iniciativas como la del Circuito Gran Cine y los esfuerzos del CNAC, pero al público hay que educarlo…En este momento, creo que el mejor cine en el país es el de cortometraje, si esa tendencia sigue y mejora la distribución, puede haber a futuro un gran cine.

-¿Podría mencionar lo más destacado de los largometrajes que preceden a Yotama…?

En El cine soy yo, siempre me impresionó el tema del “todero” venezolano, somos muy atrevidos, eso se necesita en el arte, necesitamos un punto de locura. También hay una mezcla de realidad con irrealidad que me interesa mucho. Esta película me trajo muchas satisfacciones, trabajé con mi hijo, conocí a Asdrúbal Meléndez y trabajar con él fue una experiencia maravillosa, el conocimiento de Juliet Bertó me marcó totalmente, su manera de actuar, de improvisar…

El Secreto es otra cosa, uno pasa por una serie de procesos, uno se preguntaba si quería hacer cine comercial o de autor. Esta película tiene una intención comercial, pero no hizo ni más ni menos que las otras, aunque si tuve que hacer concesiones que hoy en día no estoy dispuesto a hacer.

Aire Libre es una especie de locura total, una cosa tan grande, pesada en co-producción. En el aspecto temático vemos que el venezolano tiene una autoestima muy baja, no vemos nuestras bondades y en esta película alguien de afuera tiene que venir a decirnos lo que tenemos.

En pocas palabras, ¿Qué unidad encuentra al revisar sus anteriores trabajos?

Hay una gran diferencia entre lo que yo era en esos años y lo que soy ahora, pero hay cierta unidad. Me sorprende mucho cuando veo el primer documental que hice Raimond Isidoro y su casa, el cual presenta la historia un hombre que fabricó su casa con objetos que recogía de la calle y todo lo hizo por amor a su mujer, esa es la primera película que hice y eso tiene mucho que ver con todos mis filmes…esas cosas del amor, el amor más allá de la muerte como en Bach en Zaraza, como está en Aire Libre -aunque se trate de amistad- en El secreto, en El cine soy yo.

Otra constante en toda mi obra es la importancia de descubrir a ese ser excepcional del común, me llamó la atención descubrir esos personajes como hice en El Indio Figueredo, en Cruz-Diez, en Víctor Millán

¿Cuáles son sus nuevos proyectos?

En primer lugar estrenar Yotama se va volando, me gustaría hacer teatro de nuevo, me permite trabajar mucho con los actores, es algo más factible económicamente. Tengo un proyecto de hacer un DVD de canciones latinoamericanas para niños y otro de canciones venezolanas para niños, también me gustaría hacer ópera…sin embargo, estoy en un proceso de transición, en el caso del cine pienso que hay que inclinarse por las nuevas tecnologías.

-La primera impresión al ver Yotama…es la nostalgia…En primer lugar, es navidad, hay un visitante anciano, se presenta al amor, la muerte, la soledad y la incomunicación…

La palabra nostalgia es buena, pues es nostalgia constructiva, llena de amor, la relación de esos personajes es absolutamente insólita, pasajera, como en El Cine soy yo.    

El sonido juega un papel fundamental en Yotama, en armonía a esa nostalgia, marcada por la insistente lluvia, por el dolor del tango o la letra del principal tema musical…

La música en todas mis películas es fundamental, mi hermano Marcel Roche, investigador, fundador del IVIC y el CONICIT, era chelista en sus ratos de ocio, él me introdujo en la música, en la literatura, era un científico y un humanista, un hombre muy importante para mí, un poco como Asdrúbal Meléndez, que es escultor, actor, poeta, profesor de escuela…

En Yotama…, utilicé la voz de la cantante, María Rivas, como una especie de canto griego, que empieza a contar un cuento y lo culmina, hace observaciones sobre lo que viene y lo que pasó, la letra es mía y la música de Federico Ruiz, mientras en Bach en Zaraza toda la letra es mía y de Diana Abreu.

Trabajamos muchísimo en todo el sonido, debo mencionar a Ricardo Martínez, quien diseñó el sonido y al sonidista jefe, Mario Nazoa.

¿Cómo podría definir este filme?

El comienzo es como un cuento …” érase una vez en Caracas, un valle lleno de contrastes…”, yo pienso que la película es como una fábula, la fábula es la forma más poética de llegar a una realidad más profunda.

Es importante el uso del video por parte de uno de los personajes, se utiliza al principio casi como un juguete, trata de utilizarse contra la secuestradora y termina siendo el testimonio de un hombre muerto.

El planteamiento temático podría calificarse de absurdo…

Bueno, como la vida, pero más que absurda, sería insólita…Son cosas que pueden ser posibles, pero no necesariamente probables.

-La ambientación, el uso de los colores y la iluminación…

El director de fotografía es Vitelbo Vásquez, quien me acompaña desde El cine soy yo, también el decorado es muy logrado, se integra por completo a la acción.

Sobre la transformación de los personajes…

Esa transformación sucede cuando hay personas en situaciones extremas, en este caso hay algo que sabe el viejo Emilio que nosotros no sabemos, él va a morir y quiere conocer mejor a la otra persona, quiere comunicarse y ese es uno de los problemas de nuestro mundo, la falta de comunicación.

La comunión de estilos diferentes y tradiciones culturales está siempre presente en sus películas, está muy claro en El cine soy yo, en Aire Libre, lo vimos claramente en Bach en Zaraza y en Yotama… también hay un personaje “de mundo” que llega a una extraña casa cerca de un barrio…

En los largometrajes es más fácil desarrollar esa síntesis, en Yotama lo logré. Un personaje dice “yo nací cerquita de Coro” y resulta ser que Emilio, un hombre que ha viajado, es del mismo pueblo que Yotama…Eso es lo extraordinario, que todos somos iguales, que es simplemente el sentimiento humano lo que vale.

Es una película sobre el amor…

El nombre de “Yotama” comenzó con un graffiti en la calle “Yotana cambiaste el sentido de mi vida”, esa frase me quedó y comencé a jugar con las palabras Yotana, Yotama…en lo que parece más bien como una contracción de “Yo te amo”.

Todas las películas están dedicadas a mi mujer y retomo esa frase de “más allá, más acá”,  hay una referencia a la pieza musical de Bach en Zaraza: “…más allá, más acá de la muerte…que viva el amor…” eso viene un poco del surrealismo, de una obra maestra que plantea el amor de dos personas que morían y seguían enamoradas…yo creo que el amor trasciende definitivamente lo físico. 

LUIS ARMANDO ROCHE

Filmografía

Cortos y mediometrajes

1965              Raimond Isidore y su casa

1967               La Fiesta de la Virgen de La Candelaria

1967               Los locos de San Miguel

1968               Víctor Millán

1968               Los tambores de San Juan

1969               La bulla del diamante

1971               Carlos Cruz-Diez

1972               El indio Figueredo

1972               Minas y metalurgia

1972               Mérida no es un pueblo

1974               Una singular posta científica

1975               Como islas en el pueblo

1977               Doce horas

1997               La controversia de Valladolid (Video de la ópera teatral de Jean Claude Carrière/Antonio)

                        Díaz-Florian (Versión con el Teatro Itinerante de Venezuela)

1999               Virtuosos

2002               Bach en Zaraza

2003               Ópera Cósmica (Video de la versión multimedia adaptación de cantos gregorianos siglo XI)

Largometrajes

1977               El cine soy yo (Venezuela-Francia)

1988               El Secreto

1996               Aire Libre (Venezuela-Francia-Canadá)

2003               Yotama se va volando (Venezuela-Francia)

2011               De repente la película (posterior a esta entrevista)

YOTAMA SE VA VOLANDO, Venezuela-Francia (2003)

Dirección: Luis Armando Roche. Guión: Luis Armando Roche, Carlos Brito, Jacques Espagne. Producción: Marie Françoise Roche para ARSIETE C.A. Jefe de producción: Carlos Marchán, Productores asociados: Ramón Torrealba, Vladimir Bibic. Director de fotografía: Vitelbo Vásquez. Música: Federico Ruiz. Tema musical interpretado por María Rivas. Montaje: Giuliano Ferrioli. Editores: Manuel Márquez, Yuri Ferrioli. Intérpretes: Beatriz Vázquez, Asdrúbal Meléndez, Edgar Ramírez, Martha Tarazona, Oriana Meléndez. 90 min.